Mi buen amigo, "libro" que en los momentos más difíciles, cuando nada ni nadie te puede consolar, ahí estás tú, para dejarte acariciar y buscar en lo más íntimo de tu ser, ojeando en las partes más recónditas de tu ser, para dejar por unos instantes de ser yo mismo y convertirme en parte de tí, de tu historia, de tus personajes, dejándome vivir como mía misma cada situación que encierras en tus entrañas sin pedirme nada a cambio, quizás tan solo que no te olvido en algún rincón oscuro y polvoriento del que no me acuerde jamás.
Compañero fiel que siempre estás ahí, reposando día tras día, año tras año, envejeciendo pero haciéndote eternamente presente y actual; nunca pasas de moda, siempre tienes algo nuevo que decir, algo nuevo que entrever al releerte, y con el paso del tiempo recobras con más fuerza el vigor que nunca perdiste, pues solo el poder de una llama inmoladora acabaría por esparcir tu ser por el vasto mundo que tal vez nunca te comprendió.
Siempre permanecerás en el recuerdo de quien te tuvo entre sus manos, acariciándote para hacerte más suyo, sin saber que silenciosamente te ibas incorporando a su mente, a sus recuerdos, para hacerte dueño de él, tan dueño que solo de ti dependiese el devenir de los hechos que le relatabas.