lunes, 15 de marzo de 2010
La quietud de un atardecer
Transcurrió un nuevo día, tranquilo y apacible
jornada llena de serenidad y calma, moderación y calma
donde nada ha estado fuera de lugar, todo en su sitio
refrendando el trabajo bien realizado, como de be ser,
y ahora en le regazo del hogar, bajo el calor de un hermoso atardecer
no dejo de observar el entorno sereno y sosegado
que me garantiza el reposo merecido tras un largo día
para poder dedicar mis pensamientos reposados
a disfrutar de la fugaz existencia, que no efímera ni temporal
que como persona frágil ante la propia vida
ha de poner colofón a todo cuanto acontece.
Bien o mal, nos hemos de enfrentar cada día
al análisis lúcido e ingenioso de cuanto hemos realizado
en el amparo y protección del hogar que nos ofrece protección y amparo
en esa morada que es el refugio de nuestro cansado cuerpo
que bien se merece un tregua y tiempo de holganza
para poder afrontar otra alborada llena de incertidumbre
pero también llena de expectativas y anhelos
para quien bien sabe buscarlos y perseguirlos
con el solo afán de darle sentido a una colmada vida
de frustraciones, fracasos y equívocos acumulados.