miércoles, 10 de marzo de 2010
Despedida sin final
Caminando por las viejas calles de la ciudad
cuando las emociones descansan en las alcobas
aún quedan espíritus errantes y solitarios
que se niegan a terminar derrotados y acabados
por sueños y esperanzas incumplidas.
Nos cruzamos con nuestros semejantes
como seres extraños que no sabemos convivir
rechazando la simple mirada del otro
tal vez por indiferencia, tal vez por timidez
o porque no queremos relacionarnos con nadie,
que todos nos sean ajenos y extraños;
ser individualmente radicales en nuestra existencia
tal vez sea la seña de identidad de esta humanidad
que va perdiendo poco a poco pero inexorablemente
con el paso del tiempo lo que un día nos hizo
ser diferentes y diferenciarnos de los demás seres vivos.