Soñar es tan necesario como saber vivir; es preciso en ciertas ocasiones que el presente se nos transforme en un cierto pasado que nos permita distanciarnos de él, para así intentar poder entenderlo; pero en ese preciso momento ese presente ha dejado ya de existir, y ha sido incorporado a nuestra mente y ha entrado a formar parte de esa inacabable fuente de recuerdos que es nuestra mente.
En no pocas ocasiones cuando contemplamos la felicidad ajena, su simple visión nos perjudica y deteriora creyendo que es por envidia, cuando la realidad es que nos daña por la amargura del contraste de lo que vemos.
En no pocas ocasiones cuando contemplamos la felicidad ajena, su simple visión nos perjudica y deteriora creyendo que es por envidia, cuando la realidad es que nos daña por la amargura del contraste de lo que vemos.