sábado, 3 de mayo de 2014

Días de ayer

Días de ayer, que como sí fueran en una procesión de olvido para llevar las estrellas mis tesoros ocultos, intentando formar en el celeste un coro, que pueda cantar sobre mi eterno nido de aquello por lo que lloro para darme el consuelo de mi bien perdido, dirigiendo mis pensamientos hacia el eterno ayer haciendo que mi vuelo emprenda sin llegar al punto de partida.
Días de ayer en su incesante devenir de acontecimientos sombríos que ocultan una visión del más allá llena de esperanzas y concesiones esperadas para dar rienda suelta a la imaginación que nos nutre a todos los seres y nos otorga esa llamarada de ilusión para no caer en el abismo de la indolencia, dejándonos al azar de los recuerdos furtivos que asoman a nuestra mente y nos asaltan con la impunidad que les otorga su distancia de la realidad, desperdigados en lo más recóndito del corazón como el cazador que acechando a su presa cae sobre ella para abatirla solo con la fuerza y la aprobación de sus instintos.
Pero ¿donde acaban los mundos de sueño, y donde el amor? Vamos todos solitarios y en silencio sin cruzarnos a veces ni una sola vez en la vida, nos miramos a traves del cielo y seguimos y seguimos cada cual con nuestra soledad en el sendero; y cuantas veces nos preguntamos si habrá algun amor aunque sea imposible que nos aguarde en el abismo que es la soledad, y tal vez preguntemos que mensajes de anhelos seculares nos transmiten las estrellas.