La Oración de Jesús |
LA ORACIÓN DE JESÚS.
Así hablo Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo:
"Padre, ha llegado la hora,
glorifica a tu Hijo
para que tu hijo te glorifique a tí.
Y que según el poder que le has dado sobre toda carne,
de también vida eterna
a todos los que tú le has dado.
Esta es la vida eterna:
que te conozcan a tí,
el único Dios verdadero,
y al que tú has enviado, Jesucristo.
Yo te he glorificado en la tierra,
llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.
Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a tí
con la gloria que tenía a tu lado
antes que el mundo fuese.
He manifestado tu nombre a los hombres
que tú me has dado tomándolos del mundo.
Tuyos eran y tú me los has dado;
y han guardado tu Palabra.
Ahora ya saben
que todo lo que me has dado viene de ti;
porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos,
y ellos las han aceptado
y han reconocido verdaderamente que vengo de tí,
y han creído que tú me has enviado.
Por ellos ruego
no ruego por el mundo,
sino por los que tú me has dado,
porque son tuyos;
y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío;
y yo he sido glorificado en ellos.
Yo ya no estoy en el mundo,
pero ellos sí están en el mundo,
y yo voy a tí.
Padre santo,
cuida en tu nombre a los que me has dado,
para que sean uno como nosotros.
Cuando estaba yo con ellos,
yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado.
He velado por ellos y ninguno se ha perdido,
salvo el hijo de perdición,
para que se cumpliese la Escritura.
Pero ahora voy a tí,
y digo estas cosas en el mundo
para que tengan en sí mismos mi alegría colmada.
Yo les he dado tu Palabra,
y el mundo los ha odiado,
porque no son del mundo,
como yo no soy del mundo.
No te pido que los retires del mundo,
sino que los guardes del maligno.
Ellos no son del mundo,
como yo no soy del mundo.
Santifícalos en la verdad:
tu Palabra es verdad.
Como tú me has enviado al mundo,
yo también los he enviado al mundo.
Y por ellos me santifico a mí mismo,
para que ellos también sean santificados en la verdad.
No ruego sólo por éstos,
sino también por aquellos
que, por medio de su palabras, creerán en mí,
para que todos sean uno.
Como tú, Padre, en mí y yo en tí,
que ellos también sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado.
Yo les he dado la gloria que tú me diste,
para que sean uno como nosotros somos uno:
yo en ellos y tú en mí,
para que sean perfectamente uno,
y el mundo conozca que tú me has enviado
y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Padre,
los que tú me has dado,
quiero que donde yo esté
estén también conmigo,
para que contemplen mi gloria,
la que me has dado,
porque me has amado
antes de la creación del mundo.
Padre justo,
el mundo no te ha conocido,
pero yo te he conocido
y estos han conocido
que tú me has enviado.
Yo les he dado a conocer tu Nombre
y se lo seguiré dando a conocer,
para que el amor con que tú me has amado esté en ellos
y yo en ellos."