viernes, 29 de mayo de 2015

Pensamientos tras una larga ausencia


No es fácil plasmar sentimientos que se creen están en el abismo del ser
en ese fondo inexpugnable al que no todo el mundo tiene acceso
ni del que somos conscientes de su verdadero contenido
pues permanecen escondidos a nuestra propia conciencia
para emerger a su libre albedrío y en tiempo inesperado
provocándonos sensaciones que no pasan inadvertidas
ni para el propio dueño de las mismas, ni en su corazón
ni tan siquiera en su mente aun estando despierta y pendiente
de todos los aconteceres que suceden con la cotidianidad  necesaria
para que formen parte de la biografía no vivida de su protagonista.

Pasan los días, pasan las horas y transcurren los minutos
en un avance incesante y sin retorno posible ni probable
meciendose en la brisa de los recuerdos inalterados
acercándose al ocaso blanco de la oscura vida
recordando días felices que inflaron las velas del destino
en un camino frenado por los impostores del futuro
para que nunca nos olvidemos del precio a pagar en mano
entre tanto los recuerdos nos protegen en el camino
llevándonos a impulsos fugaces hacia ese destino
que nunca quisimos tener y menos pretendimos crear.

Pero hoy es el gran día, el día de nuestra liberación personal
ante tanta expectativa frustrada por su propio condicionamiento
el día en que dejamos de hacer todo aquello que se espera de nosotros
el día en que empezamos a tomar el timón de nuestra libertad
el día en que nos enfrentamos a nuestros fantasmas interiores
el día en que somos realmente nosotros mismos al descubierto
el gran momento de mostrarnos al mundo al desnudo perpetuo
para que así se nos sea aceptado o rechazado, si es menester
o tan solo para ser aceptados en total integridad formal
sin tener que formar parte de criterio alguno instaurado
por la necesidad del hombre de sentirse así identificado.

Recuerdos que invaden el blanco papel de la biografía
que aun esta por escribir para guardar en el recuerdo
o tan solo dejarlo impreso para que en un futuro no lejano
manifieste la constancia de una vida frágil y perecedera
qué tal vez nunca debió de ser así como ocurrió
pero que probablemente no pudo ser de otra forma
a pesar de los intentos vanos y reiterados por conseguir
sentar los cimientos de un edificio personal y definido
para los que nunca estuvo preparado en el tiempo
aun avanzando de forma progresiva y titubeante
pensando tan solo en conseguir como mejor vivir.

Sobrevivir a la sinrazón de la lucha diaria de la existencia
desatando el consistente nudo de la dependencia social
consintiendo pesares y desatinos presentados en el camino
como parte inherente de la propia existencia determinada
formando parte del invisible mundo de los deseos insatisfechos
que lacran cualquier empeño de libertad e individualidad
para que nada se escape al propio control de la mente
sometiendonos a incesantes cambios de dirección
que no hacen más que dividir y desgastar esfuerzos
sin conseguir ni el fin ni la meta ansiada y deseada
desde la cual podamos impulsarnos con fuerza y tesón
hacia la propia meta que es la vida en sí misma.