Noche tras noche observo el firmamento
pasando desapercibido entre las sombras
que proyectan los rayos fugaces de la luna
que nos contempla con ironía y desafecto
desde su atalaya de poder supremo
tan inalcanzable como deseada es.
Sonidos en penumbra engendrados
bajo el temor de los deseos acumulados
ante aquello que el ingenio desconoce
aún sintiendo que en su cuerpo abatido
quedan fuerzas que superen ese miedo.
Pensamientos que desdicen lo pensado
momentos antes de sucumbir al encanto
que producen los destellos de esa luna
compañera inseparable y atormentada
que surgieron en respuesta a un deseo.
Pregunta en la noche a tu conciencia
cual será el imprevisto desenlace
que te turba y atenaza por el día
sintiendo en la bruma de la ignorancia
el amparo de sentirse inadvertido.