
Sea de una u otra forma, el caso es que lo queramos o no, son fechas para pasarlas de la mejor manera posible, en compañía sobre todo de esos seres queridos que tenemos en la distancia la mayor parte de nosotros, a los que anhelamos tanto, que la fecha en sí y su significado pasan a un segundo plano. También es buen momento, para reflexionar sobre ese camino andado en los últimos meses, con la mochila a cuestas de nuestros deseos cumplidos o frustrados, de los anhelos conseguidos o no, de las espectativas realizadas o dejadas en el zurrón de lo imposible o desdeñable ya, trás el paso del tiempo, pero también para ser conscientes de que en ese camino hemos dejado no pocos esfuerzos e ilusiones, en compañía o en la soledad del caminante sin rumbo fijo pero en dirección hacia una nueva esperanza.
Más seamos sensatos y coherentes al menos con nosotros mismos y por una sola vez, para que sí, nos sirva de precedente y rompamos las reglas de todo cuanto está preestablecido, pues nada ni nadie debería guiarnos por la senda a seguir; hemos de guiarnos por nuestro propio sentido de la vida, sin concesión alguna a nada ni nadie, solo así seremos coherentes con nuestro propio ser y nuestra propia forma de pensar.